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Un llamado a los directores de escuelas

La prohibici&#8220n de tel©fonos celulares en las escuelas continúa generando controversia.
Nosotros pensamos que es una idea equivocada y mal concebida.
Pensamos que los padres son quienes deben controlar a sus hijos. No es trabajo del Canciller de Educaci&#8220n Joe Klein ni del Alcalde Bloomberg prohibir a los estudiantes portar tel©fonos celulares en las escuelas.
Lo que s- pueden pedir es que los chicos no usen sus tel©fonos en las aulas para evitar distracciones.
Sin embargo, en este mundo posterior al 9-11, con la lucha contra el terrorismo intacta en la agenda de la naci&#8220n, los niños necesitan todo el tiempo estar en contacto con sus padres, familiares y/o representantes.
Dejamos en claro que los estudiantes no deben hacer llamadas ni visitas sociales por tel©fonos ni enviar mensajes de texto durante el horario de clases, pero a ra-z de la masacre de Virginia Tech, pensamos que se debe aplicar algún sistema de contacto en todas las escuelas de la ciudad en casos de emergencias y para mantener seguros a los m¡s pequeños.
Actualmente, los estudiantes universitarios est¡n estudiando la posibilidad de enviar avisos de emergencia v-a mensaje de textos. Pero en nuestras escuelas secundarias, ¿c&#8220mo puede lograrse eso si los estudiantes no pueden ni siquiera portar sus tel©fonos celulares?.
Por otro lado, los estudiantes de secundaria utilizan el transporte público, y algunas veces toman m¡s de un tren o colectivo para ir y venir de la escuela a la casa, y viceversa. Con los continuos atrasos, horarios escolares m¡s largos y un calendario repleto de actividades extras, los chicos deben estar en comunicaci&#8220n con sus padres.
En esta ©poca de gratificaci&#8220n instant¡nea, de mensajer-a instant¡nea, y de todo lo instant¡neo, ¿por qu© estamos bloqueando la posibilidad de salvar vidas?. Desde esta p¡gina, confiamos en que los directores de escuelas tomen la decisi&#8220n apropiada y que permitan a los niños y j&#8220venes llevar consigo sus tel©fonos celulares. No esperemos a que ocurra una tragedia en nuestras escuelas.